martes, enero 30, 2007

Cambios

Cuando se deja lo que se ama para tras, uno deja un pedazo de todos los sueños que desea y la oportunidad de la realización de los mismos.

Así pienso yo, y perdónenme si no les gusta como pienso pero para mi así es. Nosotros los seres humanos, dueños de todo lo que vemos y tocamos quizá por ironía del destino, somos dotados de sentimientos que nuestro orgullo intenta tapar pero que no se puede sacar de adentro de uno con tanta facilidad y casi siempre lo máximo que se puede hacer es entretenerse con otra cosa mientras sangran los recuerdos.

Irse de Uruguay duele.
Esta es la verdad.

Que locura pensar con tanta nostalgia y deseos de regreso a un lugar que por opción se dejo para tras.

La ironía del uruguayo que deja la patria es que siempre piensa que puede volver a cualquier momento y que todo que se dejo para tras estará de la misma manera que los recuerdos que viven en el corazón de uno y que lo que cambio, lo podremos atar con alambre y un cachito de cinta adhesiva y así arreglar la falta de las cosas que no vivimos y que no van a volver.


Pensamos con fidelidad que al salirlos dejamos las puertas del retorno garantizadas y que quizás por lo despacio del tiempo en Uruguay, nada habrá cambiado. Porque cambio es una palabra que el uruguayo no conoce y futuro siempre fue algo que nos puso miedo por venir cargado de riesgos para nuestra forma de vivir tan peculiar y protegida.

Pero “ojo al gol “que tampoco es por ahí. No cambiamos porque no lo deseamos. Solo no necesitamos aceptar todo lo que nos tiran como cultura y globalización y sabemos separar lo bueno de lo malo, a pesar de también equivocarnos mucho con relación a temas que no podríamos habernos equivocado, como el abandono a la juventud y la vejes y en aceptar basuras de países vecinos y hermanos que todos los días llegan a los hogares de miles de uruguayos descontentos de la realidad del país en que viven y se vuelcan en la futilidades de esos programas sensacionalistas y que ni siquiera tienen respeto por los países que intentan comprar a costo de su vulgaridad y mediocridad televisiva.


Volver para Uruguay hoy, no es volver al país que conocimos, eso es seguro.


Por que el Uruguay que conocíamos cambio. Es verdad.


Pero lo que no se va a conseguir cambiar nunca es el ser uruguayo en corazón y alma. Eso no se compra ni se cambia es inmutable y atávico. Y si tienes dudas de eso, deja que sangren los recuerdos de tu Patria, de los mates entre amigos y familia, de la alegría del pueblo cuando juegue la Celeste en el Centenario, de las ruedas de truco, de las ruedas de los tambores y de sus integrantes con las manos sangrando de saludar al carnaval y festejar la alegría, del cielo celeste, del sol imponente y de las playas mas lindas, de los campos y montes mas verdes, y de la gente, que si no es la mas feliz, seguro es pueblo mas orgulloso de todo que el país es en esencia y espíritu.


Entonces cuando te recuerdes de todo eso, la lagrima que seguro te va a escapar es parte no de la distancia, mas de la presencia de nuestro Uruguay amado en tu alma Oriental y eso no lo va poder cambiar, reemplazar o quitar nadie y ni ningún cambio en este mundo.
Donde sea que la vida nos lleve Uruguayos, Orientales de alma Celeste siempre.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Infelizmente as coisas nunca ficam da forma que as deixamos... o tempo pasas! Para tudo, e para todos! É a lei da vida!
Beijo querida, continue escrevendo estas maravilhas.

Anónimo dijo...

Aguante la murga!
Es de dejar pelos en punta!

Bs

by Nico

Anónimo dijo...

Como son las cosas... yo que estoy por acá no le doy tanto valor a todo eso... pero es siempre así, uno solo valora las cosas después que no las tiene más. ;)
Alvarito