martes, octubre 28, 2008

Observando

Cuando era pequeña, pensaba que un caramelo era la única razón por la que merecía la pena vivir. Si conseguía uno lo miraba durante días sin atreverme a sacarlo del envoltorio. Si pones un chupetín al trasluz puedes ver el arco iris. Si te la comes no.

Ahora ya no me van los caramelos, pero no puedo evitar tener ese mismo sentimiento hacia las personas. Me embobo mirándolas a trasluz para ver su arco iris, sin atreverme a sacarlas del envoltorio. La diferencia con los caramelos es que si te comes a una persona, sales en los periódicos.

Aunque si lo que consigues es saborear su alma, se te queda cara de idiota sonriente el resto de tu vida. Yo la tengo...

lunes, octubre 27, 2008

Luz, cámara, acción!

En ocasiones tengo la sensación de que mi vida avanza a cámara lenta y con una banda sonora de película de cine mudo, con subtítulos que no me da tiempo a leer. Dejo a los demás personajes actuar, y me imagino que yo soy la directora de esta gran comedia que es mi vida. Pero nadie parece llevar la claqueta. Ni existe guión. Ni nadie grita: luces, cámara, acción!. Y así, la verdad, es que es un embole ser la directora.

miércoles, octubre 22, 2008

Sí, aunque parezca imposible, un poco más...

Me he quedado como un poco más tonta, sin saber muy bien dónde estoy, a dónde voy ni porqué. Ni si quiero llegar, ni disfrutar del camino; ni llorar porque sí; ni si quiero arrimarme a la ventana a jugar con las nubes a castillos, a dragones con el sol, ni a muñecos de dedo en el vaho de los cristales.

Hay días que, por mucho que saltes, no te sacudes las penas. Y por mucho que vacíes los bolsillos, se siguen llenando de palabras tristes y de esperanzas perdidas; creo que tengo un imán cosido en el dobladillo del pantalón y se me clavan al vuelo, como mariposas de latón.

Y de repente te das cuenta de que el cielo se nubla y la brisa que precede a la tormenta va cargada de nostalgia, de puños cerrados; de litros de amargura; vamos a necesitar un paraguas para que no se nos moje el corazón, y el alma nos pida una muda.

Y me doy cuenta de que hace muchos años que yo tuve 26 y que, desde entonces, he perdido mucho más que el tiempo. En alguna esquina olvidé el lado cuerdo de mi locura, el de la libertad salida de la ducha, la dignidad recien hecha y el respeto a mí misma. Y entonces te invade esa sensación de quedarte como un poco más tonta; y crece el vacío. Y se hunden los pies en un mar sin fondo. Porque no se le pone cara de tonto a quien no sabe nada, sino a quien acaba de ver todas las cosas que perdió y nunca más volverá a tener.

domingo, octubre 12, 2008

No creo que sea culpa de la primavera. Tampoco creo que todo se escriba según el mes en que nací, no va a ser todo tan facil como decir "es que estos escorpianos...". Así que va a ser del riego.

Hoy hace 9 meses, y sólo las violetas saben cuánto la he llorado, cuántos arañazos en el cristal de la ventana, cuantas noches sorbiendo desesperos, cuantas lunas ahogando desconsuelos, cuantos días dibujando surcos color carmín en mi pecho, aullando al sol y al viento.

Sólo el sol, la luna y las violetas lo saben.

Dicen que fue un mal malo, yo digo que fue la vida, que tiene mala sangre y siempre sabe por dónde cogerte para hacerte daño.

Y así sigo, engañándome, jugado a ser feliz y, gracias al cielo, tú me ayudas. No sé qué haría sin tí.

El sueño nunca muere si me meces contra tu pecho, el reloj siempre miente si me lo quitas y no le das cuerda.

Nunca perderé la fé, nunca, porque creo que nunca la tuve, sólo creo en tí.

miércoles, octubre 08, 2008

Cuando los ángeles lloran...


Cuando era chica pensaba que la lluvia eran las lágrimas de los ángeles. Creía que lloraban de risa al ver cómo nos moríamos de miedo cuando hacían resonar esos terribles truenos. Me imaginaba que algunos se dedicaban a fabricarlos moviendo con ímpetu las estrellas en el firmamento, mientras otros aprovechaban para tomarnos fotos con flash desde el cielo, así coleccionaban nuestras muecas de horror y podían sonreir luego recordando la travesura.

Todos vemos la lluvia de forma diferente, para algunos es nostalgia, para otros es miedo, o carcajada, o baile, o vida, o tristeza, o renovación, o pena, o familia, o simplemente un recuerdo.

Hoy me he encontrado con un ángel caido del cielo, no llevaba alas ni cámara de fotos y chorreaba lágrimas invisibles, como cántaros de agua salada, en silencio, sin ruido ni molestar. Hemos entrado en un bar que olía a humedad, y hemos podido observar de reojo la metamorfosis de un camarero en trozo de piedra y cómo se confundía con las sombras de la pared para escuchar nuestros secretos.

Y me encanta que me llueva encima cuando no llevo paraguas, porque me empapo de trocitos de ángel con forma de cuento, y tardo mucho en secarme; así, ahora, todavía, cuando acerco los labios a la ropa mojada, me invade su sabor, como si me hubiera dejado, de recuerdo, un imponente beso.

viernes, octubre 03, 2008

Surreal

Hay días que tengo ganas de apagar el sol... para poder ver las estrellas.