martes, septiembre 30, 2008

Gris

Los sentimientos se visten de un color diferente cada día de la semana. Cada día de la vida.

A veces negros, a veces blancos, rojo sangre o de color gris.

A según qué horas suelen pintarse con las sombras y las penumbras de todo lo que nunca seré. De todo lo que nunca tendré. Y saben a mar muerto; amargos. Húmedos, como tardes de tormenta por dentro. Ciegos, como una noche sin estrellas. Blancos, de dormir sin soñar. Tristes, como arrugar un folio con un poema impreso.

O hacerte viejo viviendo la vida a contrapelo, como si fueras la rueda de una lavadora, que sólo gira hacia atrás haciendo ruido y siempre está a un click de saltar tanto como para tener que volver a empezar.

Últimamente, a pesar de las múltiples capas de maquillaje, se me transparentan los sentimientos cuando me miro en el espejo. Y no puedo soportar ver tanto color gris.

De verdad.

miércoles, septiembre 24, 2008

Mi armário

El otro día me encontré, dentro del armario, un olor que encajó con un trozo de mi vida. Se ensambló a la perfección, como encajan las piezas esquineras de los puzzles educa. Era una imagen que latía, dormida y clavada en un rincón de mi alma, bañada por una lluvia gris y salada. Olia a color negro, a desesperanza, a sollozos y a velatorio. Volví a cerrar la puerta del armario, y la sellé con un beso.

Gracias almohada amiga, por ayudarme a encontrar este pedacito de mi vida.

jueves, septiembre 18, 2008

En el diván

Hay cosas que empiezas sin saber muy bien porqué. Quizás porque crees que te lo debes. A tí, a tu vida, a tu alma. Hay cosas que empiezas sin saber cómo ni dónde acabarán, si escaparán o no a tu control, si es que hay algo en esta vida que se pueda controlar. Todo, en cambio, tarde o temprano escapará.

Hay días en que quizás sería mejor quedarse en la cama sin descorrer las cortinas de la vida, taparse la cabeza con el edredón y esperar que toda idea loca que se atreva a despertar obtenga su merecido: acabar en el diván del olvido. O quizás hoy decida que no.

miércoles, septiembre 17, 2008

E que se vá...

As poucos tenho ficado assim, limpa de toda sujeira, das palavras vazias, do sorriso sem graça, do abraço frouxo. Tenho cortado todas as relações por conveniência, relações que não somam, não acrescentam.

Pra mim, atualmente, estar bem comigo e com as pessoas que amo, é o mais importante. Gastar tempo com o morno, não me satisfaz.

Importante são os portos onde deságuo minhas lágrimas, os escudos onde eu me protejo. Tudo que eu andava fazendo, tudo que andava mantendo, não era meu, não cabia em mim, não fazia bem.

Quero novas verdades, novos juízos, fé renovada, pensamento idem.

Quero abandonar definitivamente esse rascunho de hipocrisia velha, mal feita e suja.

lunes, septiembre 15, 2008

Aunque a veces me canse...


Me gusta vivir la vida a mi manera, así, de este modo, como si nadie me estuviera mirando…

Algún día se cansara la vida de golpearme, o yo de ponerme de pie…pero da igual, por que yo puedo, yo puedo con todo…

viernes, septiembre 12, 2008

Ganas de llorar

Últimamente casi todo me hace llorar. Me pasa desde que intenté saltar al vacío sin red. Me caigo cada dos por tres y me dejo los piños en el suelo. Es como cuando estás en la playa a medio día, decides saltar de tu toalla, y la arena abrasa tu piel. La quema hasta que parece que te van a arder las mismísimas plantas de los pies. Pues a mí me pasa lo mismo con las palabras. Y con mi alma. La verdad es que, a estas alturas, empiezo a pensar que en esta playa no hay mar. Yo creo que aquí no hay nada más que sol, arena y muchas ganas de llorar. Pero ya pasará. Con la llegada de la primavera, espero.

miércoles, septiembre 10, 2008

A veces

A veces odio esta especie de ataques de misantropia mística que parece que me condenen al insomnio y me obliguen a escribir a las quinientas de la noche. Cuando todo el mundo en su sano juicio ya duerme. Quizás sea por la sensación que tengo en ocasiones de que somos como gotas de agua deslizándose por una ventana en un día de lluvia. Gotas que casualmente, sin querer, a veces cruzan sus caminos. Y entonces se besan y se funden para formar una gota mayor, aunque sólo sea para después volver a separarse. A veces sin dolor. Y otras como lágrimas de angustia y desconsuelo que rompen contra un cristal. Y quiero creer que es por alguna razón. Loable. Estoy convencida. Aunque mejor mañana le doy un par de vueltas y me lo pienso dos veces. Porque ahora mismo, me resulta dificil explicar porqué se cruzan a veces nuestros caminos. Porqué se enredan. Ni porqué tenemos un gemelo, como una gota de agua, que nos toca, se funde, se cruza en nuestras vidas y desaparece. De hecho, quedándose tan pegada a ti, que te cubre como si fuera una lámina invisible. Que se funde hasta formar parte de tu piel. Y siempre está ahí. Siempre. Y a ratos te sientes tan bien que amas ese recuerdo con locura. O tan fatal que lo odias, porque en ocasiones hay gotas que rozan hasta producir ampollas que duelen terriblemente.
Suerte que cosas así sólo suceden a veces. Quizás una vez en la vida. O incluso dos. O docenas. O ninguna.

jueves, septiembre 04, 2008

Tic-Tac

Adoro estos momentos regalados en que siento (sueño) que la noche me pertenece. Ahora mismo me envuelve una brisa fresca, dulce y limpia que entra por la ventana. Como un chorro de agua que tuviera el poder de detener el tiempo, o de congelarlo. Será el preludio del la primavera supongo, aunque este año no tengo la sensación de costumbre, de que todo a mi alrededor está a punto de secarse, arrugarse y caer, como las hojas de los árboles. Imagino que tantas veces viviendo las mismas sensaciones terminan por convencerte de que a cada primavera sigue un verano, y tras este, un otoño y un invierno. Y acaban por demostrarte que la rutina mueve montañas. Te das cuenta de que no existe el apocalipsis, aunque algún lunes casi lo parodie. E interiorizas que al finalizar el verano no suenan trompetas, ni el cielo cae a pedacitos sobre nuestras cabezas. Ni nada parecido. Es la sensación de haber resistido a una tempestad donde algunos lo hayan perdido todo, otros simplemente se hayan entregado a la deriva y la gran mayoría haya sobrevivido como buenamente ha podido, convencidos de que la vida sigue. Y así nos sorprendemos a nosotros mismos jugando con los juguetes de siempre, leyendo de nuevo aquel libro preferido o reencontrándonos con series de televisión que nos distraigan y alejen del día a día, y de nosotros mismos. Tratando de memorizar alguna frase especial que nos ayude a encontrarle un sentido a esta vida, que en realidad no tiene. Salvo porque quizás mañana, después de tanto tiempo, se besen de nuevo nuestras miradas, se abracen las palabras en el aire y charlemos un rato, antes de que el reloj de este recién estrenado lunes nos devore sin compasión.

martes, septiembre 02, 2008

Dejando correr...

La vida nunca deja de enseñarte, poco a poco te va enseñando o lo aprendes a la fuerza que no todo puede hacerse, que hay veces que hagas lo que hagas, las cosas no dependen de ti, que tienes que dejar correr...

Dejar correr y vivir, cerrando y abriendo puertas e intentar llegar al final del laberinto, donde esta lo que quieres, sin prefijar caminos, sin estructurar demasiado la búsqueda.

Cuando uno es hacedor, se enfrasca demasiado en sus proyectos y puede ser que se obsesione, a mi me pasa...y se pierde uno, y se pierden cosas y se pierden gentes, que tienes que dejar correr....

La vida no deja de ser al fin y al cabo un transcurrir de pequeñas y grandes decisiones, de pequeñas y grandes renuncias...

Me tomo una café delicioso, acaba de amanecer y creo que tengo una sonrisa complaciente, me la noto y me siento muy bien....