Globos de jabón

Los días vuelan y desaparecen como aquellos globitos de jabón que hacíamos de niños con los ojos bien abiertos, con una fe que mueve montañas, de que la burbuja que realizábamos en ese momento, sería la más grande y la veríamos perderse en el cielo, orgullosos de nuestra obra...

De adultos nos dimos cuenta, de que muchas veces, demasiadas veces, la fe por sí misma no basta, pero sí el esfuerzo, el trabajo, la constancia...

Descubrimos que las despedidas aunque dolorosas, son necesarias, y los reencuentros, en ocasiones, inevitables. Aprendemos a decidir, a elegir... nuestro camino, sin las manos de nuestros padres, aquellas que cubrían las nuestras...

Inocentemente creíamos que el dolor se curaba con un beso... que todas las preguntas que realizásemos con un ¿por qué? Tendrían respuesta...

Hoy me encantaría cerrar los ojos y volver a jugar a la goma, apretarme las coletas y vestir a mis muñecas, sentir que mis padres una vez más protegen mis sueños, que nada malo puede pasar con solo su presencia, que tengo las respuestas, que la esperanza me hace ver mil globos de jabón que rozan las nubes...