Sentimiento de Falta

Estaba asistiendo el otro día, un documental en la televisión sobre los distintos pueblos mongoles. En determinado momento el reportero le pregunta a una de las mujeres de la tribu con ayuda de la intérprete: - “Viviendo en el medio de los bosques, de la misma forma desde tiempos lejanos, con la misma de organización de sus ancestros. ¿Hay algo que sientas falta, siendo que ya tuviste contactos con la civilización moderna?” Para sorpresa de todos, la intérprete no podo traducir la palabra “falta” siendo que la misma no existía en su idioma, ni tampoco en ninguno de los dialectos mongoles que conocía.

Nosotros los uruguayos tenemos varias palabras para apuntar la falta de algo o de alguna cosa. Y cada uno tiene su propia definición de peso en el tema. Cada cual carga con sus recuerdos y vivencias y la magnitud de los sentimientos por la Patria e o por algo que en Uruguay ya no se encuentra con tanta facilidad o quizás solo se encuentre en la memoria de pocos nostálgicos en que con mucho orgullo yo me encajo.

Extrañar como decimos (Y no como dicen los norteños), es un tema delicado para muchos y inadmisible de tratar para otros, siendo que a veces hacen sangrar heridas que uno insiste en que cicatricen a costo de un nuevo mundo (por que el nuevo siempre viene) y de la memoria de lo que no puede volver (por más que deseemos que los tiempos un día volviesen atrás).

Lo raro de pensar en el pasado, es que siempre viene cargado de recuerdos lindos. Mismo que los tiempos en infancia, hayan sido duros y llenos de “Faltas” que nos hacen a todo costo intentar recuperar (inútilmente) algo de la felicidad que no tuvimos, y de intentar mostrarles a los más jóvenes (también inútilmente) lo lindo que era el Uruguay con sus tradiciones y costumbres casi todos ya perdidos o dejados para tras.

La juventud no es más la misma. Y en verdad no tiene que ser. Pero perder las costumbres y la educación tan característica de los orientales, que a gran costo nos proporciono entre otros, el titulo de ciudad más amable y acogedora de Latino América, me parece que en este tema andamos para tras.

Pero algo se mantiene. Y tenemos que aprender a utilizar la tecnología, los nuevos hábitos y el futuro que hoy nos acerca y enlaza, con los recuerdos de las cometas remontando en un campo de potrero. Tenemos que entender que el mundo es de los jóvenes, pero la sabiduría esta presente en el conocimiento de los más viejos. Tenemos que entender que las costumbres y hábitos cambiaron. Pero que la educación y los modales son nuestra marca y que existe una parte de Uruguay que tiene que ser inmutable.

En nuestra cultura, al revés de la de los pueblos mongoles, existe si la palabra y el sentimiento de “Falta” y cuando existe este sentimiento, existe también la necesidad de rellenar esta “Falta”.

A nosotros que añoramos un Uruguay que no conocemos más, todavía podemos cerrar los ojos y llevar nuestro pensamiento a otros tiempos en que pasaba el vendedor de empanadas, el tiempo en que podíamos ir al teatro (que hoy es más una de las muchas iglesias populares), de tomar unos mates en los lindos parques y plazas sin que te roben y andar en el Transvía o en el autobús eléctrico con sus chispas al aire encantando los ojitos de los más chicos.

Yo, les confidencio, que donde más encontré ese sentimiento que “rellena” de que les hablo fue en el carnaval de calle. Más especifico en las cuerdas de los tambores llamándote en las llamadas y en las lágrimas del murguista que en noche de carnaval llora sus fantasías y añora como tú y yo un Uruguay querido, quizás perdido más siempre amado.