miércoles, octubre 08, 2008

Cuando los ángeles lloran...


Cuando era chica pensaba que la lluvia eran las lágrimas de los ángeles. Creía que lloraban de risa al ver cómo nos moríamos de miedo cuando hacían resonar esos terribles truenos. Me imaginaba que algunos se dedicaban a fabricarlos moviendo con ímpetu las estrellas en el firmamento, mientras otros aprovechaban para tomarnos fotos con flash desde el cielo, así coleccionaban nuestras muecas de horror y podían sonreir luego recordando la travesura.

Todos vemos la lluvia de forma diferente, para algunos es nostalgia, para otros es miedo, o carcajada, o baile, o vida, o tristeza, o renovación, o pena, o familia, o simplemente un recuerdo.

Hoy me he encontrado con un ángel caido del cielo, no llevaba alas ni cámara de fotos y chorreaba lágrimas invisibles, como cántaros de agua salada, en silencio, sin ruido ni molestar. Hemos entrado en un bar que olía a humedad, y hemos podido observar de reojo la metamorfosis de un camarero en trozo de piedra y cómo se confundía con las sombras de la pared para escuchar nuestros secretos.

Y me encanta que me llueva encima cuando no llevo paraguas, porque me empapo de trocitos de ángel con forma de cuento, y tardo mucho en secarme; así, ahora, todavía, cuando acerco los labios a la ropa mojada, me invade su sabor, como si me hubiera dejado, de recuerdo, un imponente beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu ángel siempre estará ahí... no es necesário a que llueva para sentirlo!
Cariños, pichona